El bullying es un fenómeno cada día más frecuente. En un artículo anterior, sobre el maltrato infantil, recalcamos que el bullying por su alta incidencia y sus peculiaridades merece ser tratado en un tema aparte. El bullying se ha convertido en un serio problema que aparece, no solo en las escuelas, sino en muchos más sectores de nuestra sociedad.
Las interacciones sociales siempre son complejas. No importa la edad que se tenga, las relaciones sociales están presentes desde el periodo escolar hasta edades avanzadas e incluso en el ámbito del mundo laboral. La interacción social se puede dar desde un punto de vista positivo o desde un punto de vista negativo.
Una de estas variantes negativas en la interacción social es el “Bullying”, que puede aparecer en varios contextos, desde el colegio hasta las prisiones.
El bullying no es más que un comportamiento agresivo o una forma de violencia entre iguales, en donde existe un abuso sistemático de poder de un individuo o grupo de personas sobre otro individuo o grupo de personas, el cual es realizado repetida e intencionalmente con el fin de causar daño físico o psicológico, ya sea de manera presencial o cibernética.
Los especialistas en consenso resaltan como criterios fundamentales los siguientes:
- La intencionalidad.
- La repetición. Es decir, la conducta violenta tiene que ocurrir más de una vez.
- Debe existir un desbalance de poder, el cual dificulta que la víctima se defienda a sí misma.
- La relación debe darse entre iguales, es decir, entre estudiantes, entre trabajadores.
¿Es el acoso escolar algo novedoso?
Aunque la presencia en los medios audiovisuales sea un tema de actualidad, el acoso escolar no es algo nuevo. Las primeras publicaciones del tema aparecieron, hace al menos 30 años en Escandinavia. Sin embargo, no es hasta el comienzo del nuevo milenio, cuando las investigaciones y publicaciones sobre el bullying han aumentado significativamente.
Según el profesor Peter Smith, del Gold Smith College de la Universidad de Londres, solo entre los años 2011 al 2015 se publicaron 6095 trabajos y reportes del tema. Los ambientes con más estudios y reportes son el educativo, laboral y prisiones.
Causas más comunes del Bullying.
El acoso generalmente se da como un tipo de discriminación, por lo que dentro de sus causas encontramos:
- Discriminación por orientación sexual.
- Discriminación por identidad de género.
- La discriminación por nacionalidad.
- Discriminación por situación migratoria.
- Discriminación por etnia.
- La discriminación por el estado de salud.
- La discriminación por sexo.
- Discriminación por la condición socioeconómica.
- Discriminación por creencias religiosas.
- La discriminación hacia los discapacitados.
- Discriminación por diferencias de opiniones.
- Discriminación por estigmas sociales
¿El Bullying es solo violencia física?
Aunque tendemos a pensar en el bullying como violencia física, en realidad este acoso puede incluir varios tipos de violencia, que se pueden dar de manera individual o combinada:
- Violencia verbal: es aquella que se da a través de la palabra, ya sea por insultar, realizar comentarios mal intencionados o dañar la reputación social de otra persona, entre otros.
- La violencia psicológica: Es cualquier acción que intente dañar la integridad emocional de las personas, como excluir o alentar la exclusión deliberada de una persona.
- Violencia sexual: ya sea por comentarios, amenazas o exhibición sexual.
- Violencia física: toda acción que vulnere la integridad física de una persona (empujones, patadas, agresiones con objetos).
- La violencia material: Incluye todo lo que sea dañar, destruir o tomar sin consentimiento algún bien de otra persona o amenazas que obliguen a la persona a entregar un bien personal por coacción.
- Violencia social: es aquella que aísla a la víctima de su entorno.
- Ciberbullying: es cuando se utiliza la tecnología y las redes de comunicación para hacer bullying.
Participantes en el bulllying y sus roles.
- La víctima: Es la persona que está siendo atacada.
- El acosador: Es el sujeto que ejerce la violencia. Dentro de los acosadores distinguimos el cabecilla o líder (es el que inicia la intimidación) y los reforzadores que son los que se ríen y alientan la conducta del cabecilla.
- Los observadores/víctimas: son aquellos que a veces molestan a los acosadores y en ocasiones son atacados.
- Los protectores o defensores: son los que ayudan a la víctima de alguna manera.
- Los espectadores o testigos: los que observan el acoso y lo ignoran.
El bullying en los centros educativos y sus consecuencias.
El acoso dentro de los centros educativos no es una conducta que se haya aparecido recientemente, pero si ha sido expuesta y evaluada de forma intensiva en las últimas décadas.
Hoy en día observamos más comúnmente las consecuencias que esta conducta agresiva trae dentro de la comunidad educativa, ya que deteriora la convivencia y perjudica el bienestar y el desarrollo de los niños y jóvenes. Además, violenta los derechos de los niños, niñas y adolescentes. Así mismo, incrementa el riesgo de estrés laboral.
Pero no solo trae consecuencias a nivel del centro educativo, sino que afecta profundamente a la víctima en este proceso. El estudiante que es víctima de acoso puede sufrir psicológicamente de inestabilidad nerviosa. Puede padecer miedo, soledad, inseguridad y desconfianza. Todo ello se traduce en problemas de salud física, como fatiga crónica, alteraciones del sueño y trastornos de alimentación.
La víctima, al sufrir todo esto, empieza a presentar alteraciones en la vida escolar y familiar, que se reflejan en falta de interés, desmotivación, bajo rendimiento académico e incluso puede llegar a la deserción escolar, aislamiento social, apatía e introversión, y en casos extremos puede intentar hacerle daño a su agresor o hacerse daño a sí mismo.
El error más común en estos casos es culpabilizar a la víctima con frases como “¿qué habrá hecho para que lo traten así?”, lo que hace que la persona se sienta sola y abandonada, sin nadie a quien recurrir, y comienza el proceso de aislamiento.
Los distintos roles en el bullying.
En el caso del estudiante que ejerce la violencia, podemos observar una distorsión de lo que es el bien y el mal. Existe una sobrevaloración de los antivalores, la cual puede llegar a una insensibilidad generalizada, a una falta de empatía e insolidaridad. Por todo esto, no es capaz de comprender a sus compañeros y sentir remordimiento.
Generalmente el estudiante violento no afronta sus responsabilidades. Las personas en su entorno lo excusan por su conducta, ya sea por su historia familiar o escolar. A consecuencia de ello, va generando continuamente problemas de disciplina y de respeto a la autoridad.
Habitualmente es causado por la ausencia de un padre o que alguno de los padres tenga una conducta violenta, falta de organización en el hogar o tensiones entre los miembros del núcleo familiar.
Y por último los estudiantes observadores al estar involucrados directa o indirectamente se acostumbran al bullying como algo cotidiano. Acaban normalizando la conducta y terminan aceptando que la violencia es una conducta normal dentro de la sociedad y dentro de sus vidas, como forma normal de relacionarse.
Características del bullying.
Las características y manifestaciones del bullying no siempre son iguales. Entre los factores que contribuyen a su variabilidad encontramos:
Diferencias de edad.
Los estudios publicados sugieren que los primeros indicios de intimidación afloran entre los 7 u 8 años en la guardería o escuela infantil. A esta edad los roles cambian con frecuencia por lo que no lo toman como bullying. Esta conducta se puede extender a los primeros años en primaria.
El pico de los casos de acoso se alcanza según lo registrado entre los 11 y 14 años. Después de este periodo su frecuencia disminuye. Hay evidencias que aseguran que este pico de conducta pro bullying se debe a que los jóvenes en esta edad sienten un impulso de tener un estatus dominante en el grupo de iguales.
Esta necesidad de exhibir dominio es característica en el periodo de la adolescencia. En esta época existe una gran preocupación de los jóvenes a ser rechazados por sus compañeros, especialmente después de la pubertad.
Otra razón que explica este repunte de violencia en la adolescencia radica en que los líderes acosadores se sienten recompensados si los seguidores los apoyan en la intimidación o si permanecen pasivos.
Además, algunos acosadores son especialmente hábiles para manipular a otros, son capaces de comprender lo que la víctima está experimentando y saben cómo ser más eficientes a la hora de producir daño.
Diferencias de género.
Existe una tendencia a que los varones asuman con más frecuencia el rol de acosador y las hembras el de defensoras. En cuanto al rol de víctimas ambos sexos son iguales.
Cuando los varones asumen el papel de acosador lo hacen mayormente desde la violencia física. Cuando las hembras asumen el rol de acosadoras utilizan principalmente el acoso indirecto, racional y el ciberacoso, al menos hasta la adolescencia temprana. Luego los varones toman predominancia en el acoso cibernético en la adolescencia posterior.
Intimidación por discapacidad.
Los niños que tienen alguna discapacidad principalmente física son más propensos a ser víctimas de acosadores. Esto se debe a que en su mayoría no cuentan con las habilidades sociales necesarias para hacerle frente a la intimidación.
También se dan algunos casos, en que estos niños con discapacidades se ven involucrados como acosadores, ya sea por tener menos amigos o amistades de baja calidad.
Señales de alarma.
Hay algunas señales de alarma que tienen que tomarse en cuenta para empezar a investigar si podemos estar ante un caso de acoso escolar:
- El niño no quiere ir al colegio.
- No juega con otros niños.
- Presenta llanto incontrolado.
- Tiene conductas de huida.
- Manifiesta respuestas emocionales extremas.
- Se convierte en una persona que está en constante estado de alerta.
Prevención del bullying.
Para poder trabajar en prevenir y disminuir la conducta agresiva dentro de las instituciones se debe trabajar en varias vertientes al mismo tiempo:
- Rescate de los valores: respeto, justicia, tolerancia, equidad, paz, honestidad y responsabilidad.
- Fortalecimiento de la autoestima: con el fin de hacerlos sentir mejor con respecto a sí mismos y su entorno.
- Trabajar en la resolución de conflictos de forma constructiva: debemos pensar lo que vamos a decir, para poder dialogar y negociar.
- Enseñar que deben existir límites claros en cualquier relación sana, para evitar los patrones de conductas que pueden conducir al bullying.
Si no logramos prevenir la conducta, existen protocolos de cómo actuar ante situaciones de bullying.
¿Qué hacer ante situaciones de bullying?
Puede ser de utilidad el documento editado por UNICEF sobre cómo actuar ante una situación de acoso escolar. Cuando cualquier miembro docente o directivo de un centro educativo es informado sobre una situación de bullying o la percibe es el responsable de hacer cumplir el protocolo. Esto exige una intervención rápida pero no precipitada, que garantice el derecho de los estudiantes. El objetivo de esta intervención es conseguir que el bullying pare y no vuelva a ocurrir. Es importante dar una prioridad a la discreción y a la confidencialidad. Solo los profesionales e implicados deben conocer los hechos.
UNICEF nos da una guía de actuación con ocho pasos a seguir.
Detección de la situación de bullying.
Es importante no restar importancia a las denuncias de los estudiantes. Escuche con respeto sin minimizar ni ignorar las denuncias. Es importante que el denunciante se sienta escuchado y sea tomado en cuenta.
Dar parte al director del colegio de la situación de abuso.
Es importante, ante una denuncia de acoso escolar, informar al director del centro educativo o de la institución. Es importante recalcar, que la falta de implicación de la dirección, no debe suponer un frenazo a la aplicación de las medidas de este protocolo.
Atención de la situación de acoso.
Realizar las acciones necesarias para que pare el acoso y vigilar que no se repita. Cuando se atiende una situación hay que tener cuidado de hablar por separado con cada persona implicada. No hay que enfrentar de forma directa al agredido con los agresores. Hay que evitar la mediación entre iguales, por lo que es de suma utilidad atender a las partes implicadas de forma privada, evitando la publicidad, para evitar más agravios.
Comunicación con las familias.
El miembro del centro educativo responsable de lidiar con la situación debe comunicarse con el padre, la madre o responsable del presunto agresor, de la víctima y de los posibles testigos, evitando que sean citadas el mismo día o a la misma hora.
Entrevista con todas las partes.
La entrevista debe ser personalizada y diferente según sea la parte implicada. El objetivo fundamental en todos los casos es conseguir la mayor confidencialidad posible. Es primordial dejar claro que la responsabilidad de detener el acoso es colectiva (profesores, familias, profesionales, implicados).
Definir las medidas a seguir con cada parte.
Tanto si se confirma la existencia del bullying como si no, el propósito del protocolo es garantizar la protección de los colegiales.
Seguimiento a la implementación de las medidas.
Las medidas no deben ser solo sancionatorias, es preciso que sean preventivas, formativas y socioeducativas con el fin de apoyar el desarrollo del individuo. Estas medidas no deben ser solo puntuales, sino que será necesario un seguimiento continuo de las mismas.
Mediaciones para restaurar la convivencia.
Recordar que es un proceso de prevención y sensibilización de otros incidentes de bullying.
El tema del acoso es muy complejo y se puede abordar desde diferentes vertientes. Afortunadamente, existen muchos trabajos de investigación recientes gracias a la globalización de la información.