Sólo en Dios conseguiremos la paz espiritual, que cada ser humano necesita para alcanzar su reino, cuándo en verdad nos propongamos a recibirlo en nuestro corazón y alma, podremos comprender cuan bello es su inmenso amor, su infinita misericordia, Él nos da la energía desde el vientre de nuestras madres, ese latido inicial que enciende nuestro corazones para existir, crecer y vivir a su semejanza.
Su poder es superior a cualquier otro en el universo y eso nos debe bastar para amarlo, obedecerle, seguirlo y practicar su obra en nuestra vida, amar, perdonar, nacer de nuevo. No podemos cambiar nuestra naturaleza por nosotros mismos, pues es necesario conocer su palabra, su fe, su obra. Es por la fe que encontramos la unión viva con Cristo.
Existen: Dios Padre, Dios Hijo y Espíritu Santo, quienes nos guían para poder alcanzar el camino a su reino. El Espíritu Santo nos enseña que el amor, paz, paciencia, benignidad, ternura, compasión, bondad, fe, mansedumbre son instrumentos para glorificar a nuestro Dios.
Vivir en Cristo ha transformado mi vida, para bien, he recibido muchas bendiciones, comprendido y asimilado que Él debe ser lo primero para cada uno de nosotros, ahora que estoy cerca de recibir el bautismo, será la resurrección en Cristo, dejare ese mundo pasado atrás y naceré de nuevo con su amor real y sublime para servirle, e imitarle con mi trabajo, relación personal y lo más importante; difundir por medio de mi profesión su palabra y obra cristiana, con humidad, sabiduría y su amor.
Su amor a mi me sostendrá y estaré con Él por siempre, como deseo que estén todos los que amo.
Dios creó al hombre y a la mujer igualitarios. Pero cuando nos dejamos arrastrar por: tentaciones, codicia, el poder, el dinero mal habido, el odio, dejamos de alcanzar su gloria. Por eso debemos tener confianza en Dios y practicarla a diario, así nacemos de nuevo.
Lic. Francisco Lara.