Los resultados electorales, si son leídos con agudeza, brindan una oportunidad única al gobierno y a la oposición para reflexionar sobre sus deficiencias. Es el momento perfecto para rectificar, no lo dejen escapar…
Por: Álvaro Montenegro Fortique
En un primer análisis de los resultados electorales en nuestro país, más allá del color del mapa geográfico que se pinte, observamos varios elementos que llaman la atención y nos ayudan a comprender mejor cómo está evolucionando el humor político del venezolano. Son momentos de reflexión, como para dejar a un lado las pasiones que saltaron en las campañas electorales y las preferencias personales, de manera que nos fluyan pensamientos más elaborados y analíticos para percibir la realidad desde la serenidad. Otorgarle una mirada despejada a los hechos después de que pasan puede ayudarnos a llegar a conclusiones más certeras, siempre y cuando tengamos un poco de actitud autocrítica.
Comencemos por admitir que siempre hubo del lado de la oposición, sobre todo en el ala más radical que se encuentra en el exilio, la idea de no votar porque ese acto le otorgaría legitimidad al gobierno. El fantasma de la abstención sigue rondando en muchas mentes opositoras como la mejor forma de expresarse. Aunque ese enfoque es muy discutible, existen razones para tomar una postura de rechazo al voto. La primera es la desesperanza. En el pasado reciente, muchos intentos democráticos se han visto malogrados por el grosero ventajismo electoral del oficialismo en Venezuela. Siempre es frustrante observar cómo una minoría impone su criterio a la mayoría. Sin embargo, la oposición que sigue creyendo que el voto es la herramienta fundamental que tenemos los ciudadanos para cambiar a los gobiernos no ha perdido el ánimo, y en esta oportunidad consiguió unos 700.000 votos más que el oficialismo. Lo que pasa es que no los pudo convertir en una realidad política contundente, porque en muchos estados los candidatos opositores acudieron separados.
Las informaciones que circulan al momento de escribir este trabajo revelan unos 4.429.137 votos totales para los partidos de la oposición, y 3.722.656 para el partido de gobierno. Esas mismas cifras muestran que la suma de los votos de la MUD y la Alianza opositora fue superior a los votos obtenidos por el PSUV en 14 estados. Divide y vencerás aconsejaba el astuto Maquiavelo. Además, en las últimas elecciones regionales del año 2017 el PSUV obtuvo 5.814.903 votos, y en estas del 2021 apenas lograron los 3.722.656 que mencionamos. Eso representó una caída del 35,98 por ciento. Desde donde miremos esos números nos confirman que es cierta y palpable la pérdida de popularidad del partido de gobierno. Por eso la oposición pasó de tener unas 25 alcaldías, a conseguir más de 110 en estos comicios. Multiplicaron por cuatro sus resultados principalmente en las regiones rurales, lo cual indica que el comportamiento de voto en el interior está cambiando mucho más rápido que las grandes ciudades.
La abstención quedó en los parámetros considerados normales para este tipo de elección, así que ese índice no parece haber sido el factor clave de los resultados.
Contacto: [email protected]